miércoles, 31 de mayo de 2017

La validación de los recursos para traducción (por el Dr. Rodrigo Díaz)

Con frecuencia, los traductores trabajamos con documentos especializados de diversa índole (técnicos, científicos, jurídicos, financieros, etc.). Es nuestra labor el reflejar fielmente el contenido de dichos textos en el idioma meta. Sin embargo, a menudo nos encontramos con algunas dificultades al traducir la terminología propia de cada disciplina. Esto nos obliga a hacer uso de recursos como diccionarios o glosarios. En caso de que no los tengamos disponibles, también es posible consultar a nuestros colegas a través de foros en la red, como aquellos de ProZ y de Word Reference.



Esto nos puede sacar de un apuro al momento de realizar una traducción, sin embargo, ¿qué tan fiables son estos recursos? Algunos de éstos, en particular los diccionarios, provienen de fuentes confiables. Ejemplos de estos son: el “Diccionario de terminología jurídica norteamericana” de Javier Becerra, el “Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina” de Fernando Navarro o el “Diccionario de economía, finanzas y empresas” de Guillermo Cabanellas, entre otros. No obstante, en la red abundan glosarios de términos que no se encuentran expresamente avalados por algún especialista y cuya validez no podemos corroborar.



Esto conduce a un problema: si el traductor no se encuentra familiarizado con el campo en cuestión, no le es posible verificar la exactitud de los términos en dichos recursos. Esto es crucial, ya que existe una probabilidad de que el cliente reciba una traducción errónea, lo cual le puede acarrear diversos problemas (prácticos, técnicos o incluso legales).

Como profesional de la química y de la investigación científica y al laborar como traductor profesional, en ocasiones me he encontrado con glosarios disponibles en internet o con discusiones en foros en la red mediante los cuales se asignan traducciones imprecisas a ciertos términos especializados. Desafortunadamente, estas discrepancias sólo las pueden detectar los profesionales de las áreas respectivas. Esto pone en evidencia una necesidad que ha sido pasada por alto en el campo de la traducción: la validación de recursos.



En el caso de los diccionarios la validación no representa un problema, ya que en general este tipo de recursos son escritos por especialistas. Con los glosarios de internet y las discusiones en foros esto es más complicado. Aunque sería deseable que existiera un proceso de validación de términos, es poco frecuente que los traductores cuenten con la ayuda de algún especialista para dicho fin. La recomendación que yo le haría a los traductores es realizar una investigación en fuentes pertinentes (diccionarios, sitios de internet fiables relacionados con el tema) a fin de verificar la exactitud del término traducido.

La validación de recursos para traductores es una práctica que debería llevarse a cabo con mayor frecuencia. Nosotros en Alpha Translations & Academic Services, realizamos dicha validación como proceso de calidad interno y pronto lanzaremos iniciativas dirigidas a difundir esta práctica en el ámbito de la traducción científica y técnica en México.

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